El malestar emocional de los adolescentes ha crecido en Barcelona en los últimos años. Así lo muestra el último estudio sobre la salud mental de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB)¹. El mismo informe también destaca que esta situación es más evidente en niños, niñas y jóvenes de entornos menos favorecidos.
Vivir en situación de vulnerabilidad socioeconómica afecta a muchos aspectos de la realidad de niños, adolescentes y jóvenes. Además de las posibles repercusiones en su calidad de vida y en su bienestar emocional, a menudo afecta a sus procesos de aprendizaje, que son precisamente una de las principales herramientas para prevenir la transmisión de pobreza intergeneracional².
La Fundación de la Esperanza trabaja en red para poder ofrecer a niños, adolescentes y jóvenes un acompañamiento integral y tratar diferentes problemáticas derivadas de esta realidad. Una de las entidades con quien colabora y que también forma parte de la red CaixaProinfància del Gótico es la Associació Formació i Desenvolupament (AFID), que acompaña a niños, adolescentes y jóvenes a través del refuerzo educativo especializado y la atención psicológica.
En total, más de 30 niños y niñas que participan en la Fundación de la Esperanza están recibiendo en estos momentos la atención facilitada por AFID. Cada tarde de lunes a jueves, los profesionales de AFID ofrecen acompañamiento educativo individualizado para atender las necesidades específicas de cada niño y niña. Esta actividad se realiza en las aulas de la Fundación de la Esperanza. Por otro lado, el equipo de psicólogos lleva a cabo las sesiones de atención psicológica en su sede, situada en el barrio de Sant Antoni de Barcelona e inmersa en un contexto de diversidad cultural.
Hablamos con Marta Galligó, psicóloga y directora de AFID, para conocer la tarea de la entidad y el papel que juega en la atención social de los más jóvenes y sus familias.
¿A qué perfiles atendéis desde AFID?
Se trata de niños, niñas y adolescentes que vienen de familias en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Familias que tienen muchos ejes a los cuales hacer frente: el acceso al mundo laboral, la barrera idiomática, cuestiones derivadas del proceso migratorio, muchas familias monomarentales, etc.
¿Qué comportan para los niños estas situaciones que viven las familias?
Estas situaciones a las que hacen frente las familias se pueden traducir en dificultades en el rendimiento escolar y en su salud mental. Crean inseguridades y pueden comportar un bloqueo emocional que conduzca a dificultades en el aprendizaje. Y, a la vez, también pueden desarrollar complicaciones en temas de salud mental.
Por otro lado, tenemos casos en que las dificultades en la madurez de los niños y, por lo tanto, escolares y personales tienen un origen en los aspectos de crianza o en las circunstancias alrededor del embarazo o del parto.
En línea general acompañamos a niños y niñas a partir de tercero de primaria, sobre todo, porque es el momento en que hay un aumento en el nivel de exigencia escolar. Pero hay casos en los que llegan antes, si hay alguna dificultad muy concreta con el habla, por ejemplo, o un diagnóstico que afecte al aprendizaje como la dislexia o el autismo.
“Las situaciones de vulnerabilidad crean inseguridad en los niños y pueden comportar un bloqueo emocional que conduzca a dificultades en el aprendizaje”.
¿Cómo se establece la derivación desde la Fundación de la Esperanza?
La Fundación de la Esperanza deriva a los niños y niñas a quienes atiende y que pueden necesitar un acompañamiento educativo o atención psicológica. Una función importante que realiza la Fundación antes de derivarlos a AFID es entender la multicausalidad de la situación de cada uno y de cada sistema familiar. A partir de aquí, se valora qué objetivos proponer a la familia, cuáles son los que la familia está preparada para asumir en aquel momento.
Tener unos objetivos previos claros permite hacer un seguimiento. Así, una vez se puedan cubrir los primeros objetivos se puede ir trabajando en fases más avanzadas.
“Una función importante que realiza la Fundación, antes de derivar a los niños, es entender la multicausalidad de la situación de cada uno y de cada sistema familiar”.
¿Cómo realizáis este acompañamiento?
Antes que nada, estableciendo un vínculo con las familias.
Queremos que las familias y los más pequeños se sientan acogidos para seguir adelante. Las entidades, como es el caso de la Fundación de la Esperanza, colaboramos y tejemos una red para que esto suceda, ofreciendo espacios donde trabajar distintos aspectos, como los educativos o los emocionales. Sobre todo, nos basamos en la confianza y el respeto para que las familias se sientan bien atendidas y bien informadas.
A veces no entienden por qué se debe hacer un tratamiento psicológico o por qué su hijo necesita un diagnóstico, nunca han oído hablar sobre la dislexia o el trastorno del espectro autista. Entonces, este marco de confianza hace que al final te digan: “confío, confío en que esto le irá bien a mi hijo”; y es lo que te ayuda a hacer este trabajo.
¿Este vínculo también se da con los niños, niñas y adolescentes?
Los niños y las niñas eligen a su referente. A veces este referente es el profesional que les hace el refuerzo educativo y les genera una confianza que les ayuda a abrirse.
Como equipo, tenemos que aprovechar estos vínculos que son de un valor cualitativo muy grande. El profesional que realiza el acompañamiento educativo igual no puede ayudar tal como lo haría la técnica del entorno terapéutico. Por eso es importante el trabajo en equipo y las reuniones que mantenemos. Aprovechamos estos vínculos para realizar un seguimiento multidisciplinar y hablar sobre los casos que nos preocupan.
¿Desde qué posición los acompañáis?
Nos situamos a su lado, ni delante ni detrás. Sobre todo cuando tratamos con padres y madres, no les decimos lo que deben hacer, sino que los acompañamos en el malestar. Ayudamos sin juzgar y vemos a la persona como parte de la red de trabajo. Cuando sienten que los acompaña alguien que no los juzga, avanzan mucho más que si se les cuestionan todas las decisiones.
Como te comentaba, trabajamos como red para poder hacer un seguimiento integral a cada niño. Si nosotros encontramos una dificultad, hablamos con la referente social de la Fundación de la Esperanza para ver cómo podemos abordar la situación que lo está causando y, entonces, poder continuar trabajando nosotros desde el ámbito educativo o desde la atención psicológica. Al final, todos somos un mismo equipo, incluida la familia, y acompañamos un proceso.
¿Qué significa vuestra tarea para el futuro de los niños y niñas?
De lo que hablaría es de oportunidades. Oportunidades para reconocer sus habilidades y competencias, para ver que pueden ir consiguiendo hitos a su ritmo, y para sentirse más seguros de ellos y ellas mismas. Ellos van haciendo su proceso, avanzando día a día. Nosotros los acompañamos y todo ello favorece a que se vayan abriendo oportunidades de futuro.
¹Fuente: La Salud mental en Barcelona Agència de Salut Pública de Barcelona, 2023
² Fuente: Informe La transmisión intergeneracional de la pobreza y la desigualdad de oportunidades en España – S. Ayllón, P. Brugarolas i S. Lado, 2022