Para María, los meses de confinamiento y la crisis económica que arrastra la pandemia de la Covid-19, han significado el empujón definitivo que le faltaba para empezar su propio negocio. Su receta para salir adelante está hecha con una base de almendra, avellana, grano de alforfón y aceite de coco, sin azúcares refinados y utilizando solo productos de proximidad. Así es como prepara la granola, un producto que cada vez está cogiendo más popularidad y que ella ha empezado a producir y a vender en tiendas de alimentación ecológica y en otros establecimientos especializados.
“Todo empezó cuando cerró la cafetería donde trabajaba a media jornada” explica María. Ella hacía dos años que preparaba la receta para sus amigos y familiares, pero al quedarse sin trabajo debido al confinamiento decidió que tenía que poner todas sus energías y fuerzas en su idea de emprendimiento. A pesar de las ganas y el empujón inicial, María reconoce que: “iba muy perdida, no sabía por donde empezar y sentía que, si eres joven y emprendedor, te faltan muchas herramientas y recursos donde poder apoyarte”. Para encontrar una solución acudió al servicio de emprendimiento de la Fundación de la Esperanza para poder solicitar el pago único de la prestación por desocupación y así crear y desarrollar su marca de granola ecológica: Sa Granola.
Joselia también vio como durante los meses de confinamiento su pequeño negocio que empezó a través de internet, crecía hasta convertirse en su medio de vida. En su caso, necesitaba un local físico para tramitar los pedidos y almacenar los productos de cosmética natural con ingredientes exóticos que vendía través de plataformas como Amazon. Tanto ella como María tenían una buena idea, pero les faltaba la financiación necesaria para hacer realidad su negocio, hasta que se pusieron en manos de Roser, del servicio de Autoempleo y Emprendimiento de la Fundación de la Esperanza. “En la Fundación ayudamos a pequeños negocios y a emprendedores y emprendedoras a vestir el proyecto empresarial, hacemos un buen plan de negocio, ayudamos a obtener la financiación necesaria para poder hacer frente a la inversión inicial mediante microcréditos sociales de MicroBank, o bien la capitalización del paro, y hacemos un seguimiento de la viabilidad del proyecto” explica Roser.
Ayuda a empresas afectadas por la Covid-19
María y Joselia son dos ejemplos de las 107 empresas creadas, 138 planes de empresas finalizados y 272 personas atendidas por el servicio de Autoempleo y Emprendimiento durante el año 2020. Este servicio trabaja estrechamente con las oficinas de CaixaBank para que personas en una situación de vulnerabilidad financiera puedan ir hacia adelante con sus ideas de negocio y emprendimiento y salir de una situación de desocupación laboral. En concreto, a través de la línea de financiación de MicroBank, en el banco social de ”la Caixa” las personas emprendedoras pueden acceder a la financiación necesaria para hacer realidad su proyecto: “Creemos en ellos, lo hacemos patente en su plan de empresa y certificamos la viabilidad para que MicroBank les conceda financiación” señala Roser.
Pero en el último año, el servicio también ha notado con fuerza los estragos de la pandemia. “Por el barrio donde estamos y por el tipo de comercios que tenemos alrededor, hemos recibido muchas derivaciones de pequeñas empresas y negocios que están al límite de desaparecer”. En todos los casos, desde el servicio se guía a las personas para gestionar las incertidumbres del momento y encontrar las mejores soluciones. Más allá del asesoramiento y la ayuda, Roser concluye: “A menudo lo más importante para las personas emprendedoras es saber que tienen a alguien que confía en ti y en tu negocio”.