Son las 11 del mediodía, y los niños y jóvenes que han asistido al Casal de Navidad de la Esperanza están sentados en el Auditorio ante un mago que está haciendo un espectáculo de ventriloquía con un muñeco. El mago le pregunta al muñeco si conoce algún animal doméstico que tenga un nombre de tres letras. “Un gato”, responde el muñeco. El mago lo reta a decir otro. “Fácil”, dice, “¡Otro gato!”. Los más pequeños de la sala estallan en carcajadas mientras los jóvenes aguantan la risa. Es la Fiesta que cierra el Casal de Navidad, abierta a los 40 niñas y niños que, por grupos de 10, han participado este 2021.
El Casal, que ha durado tres días, ha llevado a los jóvenes a hacer actividades dentro y fuera de la ciudad, como por ejemplo talleres de manualidades o visitas al CaixaFòrum. De hecho, este año la visita estrella para los adolescentes ha sido un taller: “Lo que más nos ha gustado ha sido el taller de cocina. Hicimos galletas y después nos las pudimos comer”, explica una de las jóvenes que espera sentada antes de que empiece la última actividad de la Fiesta.

A causa de la situación agravada por la pandemia, la Fiesta se ha tenido que adaptar. No solo no se ha podido abrir a las familias de los niños, como se pretendía inicialmente. Además, las educadoras se esfuerzan por separar los grupos y hacer que los desplazamientos entre espacios se hagan escalonadamente. A pesar de todo, la fiesta es un éxito.
Los niños se sientan alrededor del caga tió mientras lanzan preguntas a las educadoras: “¿Cómo es que el año pasado estaba sobre la mesa y este año está en el suelo?”, consulta una de las niñas más pequeñas. Otro niño le dice a la monitora que él no ha hecho nunca el caga tió y rápidamente entre unos y otros que ya lo han vivido, le explican la tradición.
Llega el momento de hacer cagar el tió y, como es necesario mantener la distancia de seguridad, piden un pequeño grupo de voluntarios. Finalmente, cinco niñas y niños golpean el tió y aparecen chocolatinas y dulces que se reparten entre todas y todos.
El 2021 ha sido un año difícil, pero el esfuerzo de todo el mundo nos ha permitido disfrutar de pequeños momentos de alegría como a buen seguro ha sido este Casal de Navidad, tanto para los niños como para las educadoras que lo han compartido.