La Fundación de la Esperanza ha dado un paso más hacia la protección de los niños y la garantía de sus derechos con la aprobación de la nueva política de protección a la infancia. Marina es educadora social de la Fundación y lleva el grupo de adolescentes. Además, ella es el Punto focal de protección a la infancia, la persona responsable de velar por que la nueva política se implemente correctamente. Hemos hablado con Marina para conocer de cerca qué cambio de mirada supone:
¿Por qué es importante para la Fundación de la Esperanza la protección de los niños?
MS.- La atención a niños y adolescentes en riesgo es uno de los pilares de la Fundación de la Esperanza. Actualmente atendemos a más de un centenar de niños y adolescentes entre los diferentes servicios, y queremos que la Fundación sea un espacio amable, seguro y protector para los niños, libre de cualquier tipo de violencia, abierto al diálogo y a su participación. Con la aprobación de la Política queremos implantar una cultura organizacional de protección y de buen trato. No se trata únicamente de prevenir, detectar y actuar ante el abuso y la violencia entre los niños y adolescentes atendidos, sino también, que cuando vengan aquí encuentren afecto, protección, apoyo, comprensión y puedan expresar sus necesidades y desarrollar su potencial.
“Hemos establecido protocolos que nos ayudaran a detectar y prevenir casos”
La aprobación de esta nueva política supone un cambio de mirada en cuanto a la protección a los niños. ¿Me podrías explicar de qué se trata?
MS.- En primer lugar, se trata de reconocer que los niños son el centro de nuestra atención y son sujetos de derechos que tenemos el deber de proteger. También hemos de ser conscientes que todo el equipo humano de la Esperanza -profesionales, voluntariado, estudiantes en prácticas…-, somos responsables del bienestar de los niños y por eso se hace necesario formar y que se intervenga de una manera diferente. Hemos establecido unos protocolos que nos ayudarán a detectar y prevenir casos, y también a saber cómo actuar en situaciones de sospecha o conocimiento de posibles vulneraciones de derechos. La política nos ha ayudado a formalizar los procesos así como la manera de trabajar que ya teníamos y a ponerlo en orden.
Es evidente que los niños y sus necesidades se han puesto en el centro. ¿Cómo se han incluido los niños y adolescentes en la redacción del texto?
MS.- La primera medida para proteger a la infancia es establecer mecanismos de participación de los niños y desde un inicio pensamos, qué mejor que consultar a los mismos niños y adolescentes. Adaptando el contenido a cada grupo, hicimos unas sesiones donde se explicaba la creación de la política, y se les preguntó cómo les gustaba que los trataran y como no querían ser tratados. Lo que reclamaba la mayoría era la necesidad de ser escuchados, que jugaran con ellos y los valoraran, que no los trataran como niños pequeños y que los respetasen.
¿Qué formación han recibido las personas involucradas en la Esperanza y las familias para adecuarse a la nueva política?
MS.- Abans de començar l’estiu, època de casals i amb molts infants a la Fundació, vam fer la presentació de la política a l’equip i es va treballar amb el Codi de conducta que han de complir totes les persones que exerceixen la seva activitat professional o de voluntariat a la Fundació de l’Esperança. Aquest codi defineix clarament el que es pot fer i el que no es pot fer en relació amb els infants i adolescents. Ara a la tardor seguim amb formació específica realitzada amb la Fundació Vicki Bernadet sobre la prevenció, detecció i actuació en cas d’abús sexual infantil. La política preveu que la formació sigui contínua i progressivament anirem incloent al voluntariat, als mateixos infants i adolescents i a les seves famílies. L’objectiu és prendre consciència i aportar el nostre granet de sorra amb les altres entitats amb qui treballem en xarxa per tal que els infants i adolescents puguin créixer amb seguretat i confiança.