En el corazón de Barcelona, en el barrio Gótico, hay un edificio mágico camuflado entre otros muchos. Su magia no es conocida por todo el mundo y por este motivo muchas personas nunca lo verán, ni podrán sentir el espíritu que lo caracteriza. Aun así, a otras personas se les aparece en algún momento de su vida para ofrecerles una casa llena de amor, calma y protección.
Esta casa tiene un equipo educativo que a veces parece que tenga “superpoderes”, personas que te acompañan una parte de tu camino dándote confianza, aprecio y tranquilidad. También te hacen ver que el camino muchas veces es difícil y que a veces caerás, pero que siempre te acabarás levantando. Estas no son palabras que salgan del equipo educativo, son palabras que tú misma te acabarás diciendo al sentir la gran evolución que haces con el paso del tiempo en relación con la gestión de acontecimientos que te sucedan y superes.
Al entrar en la Casa de Recés ya llevarás contigo herramientas para gestionar varios momentos vitales, pero también adquirirás nuevas herramientas, a través del equipo de profesionales, de tus compañeras, de las personas que están a tu lado y de todas aquellas que aparezcan en tu camino los años que vivirás allí. Todo el mundo te dará herramientas y oportunidades, tú serás quien decida si las coges o no, pero muchas de ellas las necesitarás para continuar viajando sola y llegar a conseguir lo que te propongas.
Y aquí mi historia, esta casa se me apareció hace cinco años y lo más curioso es que hacía bastantes más que pasaba por delante sin prestarle atención ni saber que entrar ahí sería mi gran suerte en algún otro momento.
Un momento de mi vida en que me sentía cansada, sin saber realmente qué sucedía y a la vez intentaba interiorizar mucha información que me habían dado y me estaban dando. Fue un momento complicado porque me sentía paralizada tanto física como emocionalmente. Debo decir que tenía muy claro que quería seguir hacia delante, pero no tenía las fuerzas suficientes.
Entonces llegó la hora de entrar en la Casa de Recés, un momento que viví con mucha inquietud y a la vez con un sentimiento de incertidumbre que me invadía y me provocaba miedo. Pocos días tardé en sentir que sería un espacio seguro y donde poder crecer mucho en todos los aspectos.
Los primeros pasos en la Casa son complicados porque llevas una gran mochila encima y no controlas cómo la gestionas, pero es normal y estos sentimientos los tenemos que aceptar y abrazar. Personalmente, unas semanas después de mi entrada, tuve que estar hospitalizada por dolores en la barriga, y hoy en día puedo afirmar que fueron por todos los nervios que sufrí antes de llegar a la Casa de Recés. Una vez en el hospital, me vino un sentimiento de aprecio muy grande porque las educadoras estuvieron conmigo en todo momento, sin dejar de animarme y apoyándome todo el rato.
Fui creciendo en la Casa, consiguiendo pequeños triunfos que me hacían sentir bien conmigo misma como, por ejemplo, académicamente acabar bachillerato, empezar y acabar un grado superior y empezar la universidad. En el ámbito laboral tener un trabajo que me llenó mucho durante varios años.
Siempre agradecí mucho la oportunidad que me regaló mi trabajadora social y todas las personas de la Casa de Recés que me acogieron con los brazos abiertos y que nunca me los han cerrado, todo lo contrario, cada vez me los han abierto más. Para mí son mi familia y esta es mi casa, un lugar donde he crecido mucho, lleno de paz y amor.
Lo que fue un tesoro para mí y actualmente lo es cada vez que voy, es llegar a casa y que siempre me pregunten cómo estoy. No le damos importancia a esta simple frase, pero para mí tiene mucha. También el hecho de compartir alegrías y ver la respuesta tan bonita por parte del equipo y por el contrario, los días que estaba tan triste, que solo necesitaba llorar, que me abrazaban y estaban a mi lado. Aun así, toda la confianza en mí y en mis capacidades, que hasta el momento no había tenido, fue un empujón precioso para seguir avanzando.
Actualmente, vivo en un piso compartido con unas compañeras muy bonitas, estudiando lo que me gusta y trabajando en una profesión que para mí es preciosa y que me llena mucho, con un equipo que me transmite mucha luz cada vez que lo miro.
Así que gracias por este maravilloso regalo.